Su primer paso para planear una sesión de disciplina efectiva es determinar las necesidades de su sumiso. Es posible que, de hecho, no necesite la disciplina real (en el sentido del castigo físico) tanto como la degradación, el sometimiento, la servidumbre o bien la feminización.

Lo que les ocurrió a Cati y Luis, en menor medida, también lo padecieron sus progenitores. La cultura y el ambiente nos influye mucho más de lo que pensamos. La confusión entre enamoramiento, placer sexual y amor de pareja como si fuese lo mismo es algo cultural.

Tu pareja es casada, tu relación es a escondidas sin derecho a gozar reuniones familiares o bien sociales a su lado. Te ilusiona diciéndote ya no tengo nada con ella/él lo/la voy a dejar, sigo en casa por mis hijos, pero ya no hay amor.

Chicos, díganle a la tía Tilly que se dirigen escaleras arriba para una siesta o bien para desembalar. Entonces prepárate para la acción; siempre y en todo momento es bueno si has embrutecido tu polla con el autocaricias antes de que aparezca tu miel.

Saludemos, pues, a este tercer convidado que es la imaginación con las honras que merece pues nos va a permitir la capacidad de modelar nuestro cosmos sexual. Es un convidado invisible e imprevisible, sí, pero con una fuerza pasmosa como inductora del deseo.

El clímax no tiene nada de misterioso. Si su pareja no lo alcanza, quiere decir que sus terminaciones nerviosas no han sido suficientemente estimuladas. Precisa relajarse y aprender sus reacciones sexuales.

Es la segunda del respeto, solo que esta, surge ya en relación a la combinación que hacemos con la otra persona. Es la aceptación de lo que hemos hecho de aquella y de lo que esta hizo de nosotros en contestación. Es el comprensión de la combinación creada.

Muchas de las cosas que hemos cubierto, como los enemas y las lluvias doradas, en algunos círculos, se considerarán una ventaja, pero hay más. La perforación, el corte, el juego con fuego, el juego con cuchillo, el juego con pistola y la marca caen en esta categoría.

De este modo, tener unas opiniones u otras ya no es cuestión de honestidad. Desde el momento en que cobramos conciencia de cómo nuestras creencias sobre la realidad pueden afectar a ésta, ya no basta con preguntarnos qué es real.

Es como si no se percatasen de que necesito algo más. En resumen, no te quiero aburrir con mis historias, mas lo cierto es que me agradaría descubrir si hay alguna por ahí que se desmarque un poco de la multitud.