¿Por qué no? Pero tampoco hay que obsesionarse con eso
Aunque en esos momentos recordaba la continua oración de mi madre: claro que los hombres cambian, no hay sitio a duda, pero cambian de mujer… Este dicho retumbaba en mis oídos, trataba de alejarlo de mi psique, lo transformaba diciéndome que sí podría.